Estoy aquí sentada acabando con una tarina de helado, soy hija de mi generación y he crecido con las películas americanas romanticonas que nos decían que el helado es bueno para las depresiones, y pensando exactamente que poner y como ponerlo. Es difícil decidir como expresar el silencio de la conmoción. El día de hoy debería ser un día grande para Santiago de Compostela, un día que el resto de Galicia comparte. Y aquí estamos todos intentando despertarnos o salir de está neblina que amenaza con no dejarnos ver. Y solo cuando miramos nuestras mangas empapadas después de frotarnos los ojos nos damos cuenta de que no se trata de una espesa bruma sino de las lágrimas de todos los gallegos la que hace que nuestros reflejos sean lentos y con ellos nosotros torpes.
Que yo sepa no conozco personalmente a ningún pasajero de ese tren. Pero eso no importa para sentir que mi amigo, vecino o familiar, para sentir que parte de lo que eramos se ha ido. Supongo que me estoy poniendo muy intensa pero creo que aquello que algunos llamaran inocencia, en este caso inocencia colectiva, se pierde con este tipo de catástrofes. Siempre pensamos que estas cosas pasan en la ...India o cualquier país en vías de desarrollo y despertamos un día sintiéndonos vulnerables, ya no es "esto aquí no pasa"
Quizás me estoy dejando llevar por la melancolía, y quizás yo que no he perdido a nadie no tenga ningún derecho a sentirme de luto. Sin embargo lo siento, siento que a partir de hoy haya un aniversario más que nadie querría tener y que todos debemos recordar.
Me gustaría acabar diciendo que espero que todo no fuese un error humano, por que yo no querría estar en el pellejo de ese hombre y en la culpa que arrastrará el resto de su vida. Y que por respeto dejemos que sean otros los que juzguen.