lunes, 15 de julio de 2013

Adiós Concha García Campoy

 Hola supongo que no hace falta que explique que he estado de vacaciones ocupadas, en cierto modo aun estoy. Sin embargo, hay una noticia que me sacudió al leerla y oírla, no tiene nada que ver con la política, la crisis o cualquier otra noticia que hace que nos preguntemos si se nos toma el pelo porque somos tontos o porque nos lo hacemos.
  Me refiero a que el pasado miércoles 10 de julio murió Concha García Campoy, con 54 años. Voy a ser sincera y admitir que no seguía especialmente a Concha, no escucho mucho la radio se que su gran trayectoria se desarrolló en este medio, y tampoco la seguí mucho en su etapa televisiva, aunque la tele si que la enciendo... Pero a pesar de no ser una fan he de reconocer que es cierto que escucharla calmaba, era ese tipo de personas que transmitía serenidad, paciencia y que parecía estar siempre dispuesta a escuchar y hasta podría decir que lo haría sin opinar, con imparcialidad, supongo que derivado de un ejercicio periodístico impecable.
  No obstante esta sensación de que solo los buenos se van y lo hacen sin hacer excesivo ruido como en toda su carrera, no es lo que me ha motivado a escribir. Lo que he expresado hasta ahora era solo una sensación, más o menos acertada, de un personaje público que solo muestra su faceta profesional, porque eso si que se destilaba en su buen hacer; profesionalidad, lo que me ha motivado a escribir y dedicarle mi pequeña reflexión fue la carta que su hijo leyó en su funeral. Todos sus compañeros habían hablado de la excepcional periodista Concha pero su hijo nos mostró a la Concha madre y persona, a la que enseñaba valores no solo hablaba de ellos.
   Homenajeó a Concha con esa carta del mejor modo que un hijo puede hacerlo, dándole las gracias.

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