martes, 26 de marzo de 2013

Anuncio de refresco de cola

  Hola a todos dos:
¿Qué graciosa soy? ¿Habéis visto el anuncio de cocacola?
Se que no debería hacer publicidad, ya sabéis por lo menos no sin cobrar. Ahora la valía de alguien se mide por lo que es capaz de ganar, dinero me refiero, honradamente o mas bien no, cualquier cosa tiene un precio y ese precio determina tu puesto en la sociedad. Supongo que no ha variado mucho desde que se medía la  valía de la gente según el dinero que tenía en la cuenta bancaria, la diferencia radica que ahora eso no es tan determinante porque el dinero que tienes en el banco no es necesariamente tuyo, la verdad es que es de todos menos tuyo, sino que se lo digan a los de Chipre.
Pero me estoy desviando, yo quería hablar del anuncio nuevo, el que se oye una voz en off hablando a un chico de quien tiene realmente el poder, de que estamos a su merced, que dominan el mundo... a todos se nos ocurren personajes que podrían ocupar esas sillas, desde luego las españolas no estarían ocupadas por Rajoy. Bueno abreviando, eran las sillas quien hablaban y al final el chico preguntaba algo tan simple y con tanta lógica que es increíble que nadie haya reparado en ello: ¿y si nos levantamos? Bueno nadie salvo el 15 M por ejemplo que los acusaron, ¿cómo era de radicales o muertos de hambre que no tenían otra cosa mejor que hacer?, frases como: ¡mejor estarían buscando trabajo en vez de vaguear! se oyeron mucho en aquella ocasión.
Ahora a los de la plataforma stop desahucios los llaman etarras. Así que me pregunto ¿realmente somos capaces de levantarnos?, ¿queremos? ¿estamos en desacuerdo con la política de recortes y "ajustes" que lleva a cabo nuestro gobierno, que dicho sea de paso tiene mayoría absoluta? ¿ o es que simplemente somos vagos? en este caso me parece triste, así que prefiero pensar que estamos desencantados, o que no hemos sido educados para protestar sino para conformarnos.
  Quizá ahora pueda ser cualquiera rico y ocupar esa silla, pero es triste que se logre a  base de cobrar en negro o estafando o con cuentas B y hasta C. Me viene a la cabeza aquello que decían las abuelas si robas, roba a lo grande que por una barra de pan te meten 20 años en prisión y por robar millones... los escondes en un paraíso fiscal, te declaras insolvente vas a una prisión de lujo un par de años (si vas) y luego a vivir la vida con un nombre nuevo.
 El anuncio de cocacola es evocador, evoca la clase de sociedad que querríamos ser, joven, avispada (lo suficiente para darse cuenta de que el que tiene el poder, lo tiene porque se lo hemos dado nosotros, colectivamente, permitiéndole hacer lo que quieren con nuestro futuro) y rebelde para levantarse y cambiar la sociedad por una más justa.

lunes, 18 de marzo de 2013

Esperando que llegue la primavera

Aranjuez Mayo 2009

Antonia Gutiérrez Bueno

  Antonia Gutiérrez Bueno fue la primera mujer a la que se le permitió acceder a la biblioteca nacional en 1837. Lo consiguió después de que la reina regente María Cristina accediera a su petición y estando en contra el director de la época Joaquín María Patiño. Se adujo falta de medios y de financiación para hacer posible el acceso a las mujeres, se ofrecía una sala en la planta inferior donde las mujeres pudieran gozar de intimidad, pero en la que el aforo no superaba las seis personas. Por suerte, la reina regente hizo más caso a un consejero que calificaba la prohibición de 1761 de precepto bárbaro, y en su informe el consejero real añadía que esta mitad del pueblo tiene todavía en España conventos donde encerrarse y no bibliotecas donde instruirse,  y no solo permitió a la señora Antonia Gutiérrez la entrada si no a todas las que lo solicitasen, aunque fueran un número mayor de seis.
 Antonia Gutiérrez en el momento de solicitar su admisión había escrito dos libros que habían sido publicados  bajo seudónimo masculino, y cuyos ejemplares se podían consultar en la biblioteca nacional, si eras hombre.
   A veces me levantó por la mañana y me preguntó cuánto realmente hemos avanzado.

domingo, 3 de marzo de 2013

Algo diferente

 Una noche fría, llovía y no se podía ver las estrellas. Ella las echaba de menos, todas las noches se dormía recordando las historias de las constelaciones. Se sentó a oscuras abrazando su almohada, miró a la oscuridad que la rodeaba y se concentró en el suave martilleo del agua contra el cristal de la ventana. Bostezó la noche se volvía eterna. Se acostó de nuevo y se acurrucó de espaldas a la ventana, el sonido de la lluvia era hipnótico. Por un momento creyó que se dormiría, sus párpados se cerraron suavemente sin que se diera cuenta, entonces un relámpago la despertó a su insomnio. Se rió. Se levantó. Se puso la bata. Abrió la ventana y se asomó. La lluvia caía con fuerza y la empapo rápidamente, pero no le importó. Se balanceó hacia adelante, levantando los pies del suelo y mirando al cielo encapotado. No podía mantener los ojos abiertos. Entre las comisuras de sus labios se colaron algunas gotas. Sabían saladas.
  Tuvo que cambiarse el camisón, secarse el pelo con una toalla y meterse en cama.