¿Qué graciosa soy? ¿Habéis visto el anuncio de cocacola?
Se que no debería hacer publicidad, ya sabéis por lo menos no sin cobrar. Ahora la valía de alguien se mide por lo que es capaz de ganar, dinero me refiero, honradamente o mas bien no, cualquier cosa tiene un precio y ese precio determina tu puesto en la sociedad. Supongo que no ha variado mucho desde que se medía la valía de la gente según el dinero que tenía en la cuenta bancaria, la diferencia radica que ahora eso no es tan determinante porque el dinero que tienes en el banco no es necesariamente tuyo, la verdad es que es de todos menos tuyo, sino que se lo digan a los de Chipre.
Pero me estoy desviando, yo quería hablar del anuncio nuevo, el que se oye una voz en off hablando a un chico de quien tiene realmente el poder, de que estamos a su merced, que dominan el mundo... a todos se nos ocurren personajes que podrían ocupar esas sillas, desde luego las españolas no estarían ocupadas por Rajoy. Bueno abreviando, eran las sillas quien hablaban y al final el chico preguntaba algo tan simple y con tanta lógica que es increíble que nadie haya reparado en ello: ¿y si nos levantamos? Bueno nadie salvo el 15 M por ejemplo que los acusaron, ¿cómo era de radicales o muertos de hambre que no tenían otra cosa mejor que hacer?, frases como: ¡mejor estarían buscando trabajo en vez de vaguear! se oyeron mucho en aquella ocasión.
Ahora a los de la plataforma stop desahucios los llaman etarras. Así que me pregunto ¿realmente somos capaces de levantarnos?, ¿queremos? ¿estamos en desacuerdo con la política de recortes y "ajustes" que lleva a cabo nuestro gobierno, que dicho sea de paso tiene mayoría absoluta? ¿ o es que simplemente somos vagos? en este caso me parece triste, así que prefiero pensar que estamos desencantados, o que no hemos sido educados para protestar sino para conformarnos.
Quizá ahora pueda ser cualquiera rico y ocupar esa silla, pero es triste que se logre a base de cobrar en negro o estafando o con cuentas B y hasta C. Me viene a la cabeza aquello que decían las abuelas si robas, roba a lo grande que por una barra de pan te meten 20 años en prisión y por robar millones... los escondes en un paraíso fiscal, te declaras insolvente vas a una prisión de lujo un par de años (si vas) y luego a vivir la vida con un nombre nuevo.
El anuncio de cocacola es evocador, evoca la clase de sociedad que querríamos ser, joven, avispada (lo suficiente para darse cuenta de que el que tiene el poder, lo tiene porque se lo hemos dado nosotros, colectivamente, permitiéndole hacer lo que quieren con nuestro futuro) y rebelde para levantarse y cambiar la sociedad por una más justa.